Para ello tomamos el tren (Cercanías de Renfe) hasta el pueblo de Pujayo, donde tras callejear un poco encontramos la pista de ascensión a Obios, que en sus primeros compases es de hormigón, pero pronto empezará una pista un poco degradada que durante todo su desarrollo nos romperá el ritmo por sus cambios de pendiente y el estado del firme; con todo y con ello se sube bien.
Ya estamos en la sierra de la Rasía, que se extiende hasta el Navajos, y empieza la navegación con GPS y la locura, porque vemos la pista a la que hemos de llegar, pero no hay camino. En nuestro caso optamos por ir a enganchar un caminito que nos marca el GPS a escasos 1000 mts, pero no nos será tan facil llegar, ya que un manto de escajos y hierbas variopintas de esas que tan bien se dan por estos lugares nos pondrán las cosas un poco difíciles, así que bici al hombro y paciencia, que andando se hace el camino y todo llega. Y llego, fijando como meta la línea que marca el GPS llegamos a un camino que comienza muy roto con mucha piedra suelta, al que desde la derecha llega otro camino que baja del Navajos, que podría ser otra alternativa para futuras expediciones; coronar el Navajos y enganchar el camino; en nuestro caso, desconociamos la existencia de esta variante, por lo que nos zurramos con los escajos.
La bajada que inicialmente presenta tan mal aspecto pronto va ganando transitabilidad y nos permite difrutar durante varios kilómetros de varios tipos de terrenos.
Y con esto ya felices por haber encontrado una alternativa para poder hacer un trazado circular alternativo por los Llares, retornamos a Torrelavega por asfalto.
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